Cultura

Se cumplen 10 años de la muerte del compositor Karlheinz Stockhausen

Pionero en el campo de la improvisación electrónica, en las performances electrónicas en directo y también en el ámbito de la música intuitiva, el compositor alemán Karlheinz Stockhausen es recordado a 10 años de su muerte, ocurrida el 5 de diciembre de 2007 en Kettenberg, Alemania.

De acuerdo con el portal “biografiasyvidas.com”, Karlheinz Stockhausen nació en Mödrath, cerca de Colonia (Alemania), el 22 de agosto de 1928. Durante su infancia padeció las penurias de la época prebélica y bélica.

Su padre, profesor de escuela, se alistó voluntariamente en el ejército y falleció en el campo de batalla. Su madre fue internada en un hospital psiquiátrico y ejecutada en 1941 por orden del gobierno nacionalsocialista.

La hiperactividad de Stockhausen se reveló desde su primera juventud. Con sólo dieciséis años colaboraba en un hospital en el traslado de heridos graves, mientras que los rigores de la posguerra le obligaron a trabajar como granjero al tiempo que estudiaba violín, piano, oboe y latín.

De esas fechas data su gusto por el jazz, música que interpretaba para, según sus propias palabras, superar psíquica, mental y espiritualmente los horrores de la Segunda Guerra Mundial.

En 1947, el voluntarioso joven logró una plaza para estudiar en el Conservatorio de Colonia, donde, además de ampliar su dominio del piano, se especializó en musicología, filología y filosofía.

Estudió composición con el compositor suizo Frank Martin, quien no podía imaginar que aquel joven de impresionante actividad, que simultaneaba sus estudios trabajando de obrero en una fábrica y vigilando las viviendas de las tropas de ocupación, se convertiría con los años en uno de los renovadores de la escuela weberiana.

Poco después Stockhausen se matriculó en los cursos de verano de Darmstadt, bastión oficioso del serialismo y de corrientes vanguardistas afines, donde tomó contacto con la música de Anton Webern y con la nueva generación de compositores serialistas; Darmstadt abrió los ojos de Stockhausen.

Allí pudo conocer de primera mano a los compositores que habían representado el espíritu de la vanguardia musical alemana fuera del dodecafonismo (Paul Hindemith, Edgar Varèse, Olivier Messiaen…) y dentro de él (Arnold Schönberg, Ernst Krenek…) y también la estética marxista de la mano de Theodor W. Adorno y René Leibowitz.

Junto con Bruno Maderna, Gyorgy Ligeti y Luigi Nono, Stockhausen asistió en Darmstadt a ciclos de conciertos que cambiarían para siempre su concepción de la música. Tanto es así que el famoso estudio de piano “Modo de valores e intensidades”, de Messiaen le movió, en enero de 1952, a trasladarse a París, para matricularse en el Conservatorio en la clase de análisis y estética del propio compositor.

En el año que pasó en la capital francesa coincidió con Pierre Boulez en el momento en que éste trabajaba en las Structures I para dos pianos. A partir de este momento se inició una correspondencia entre los dos compositores.

En esa época, Stockhausen se casó con una compañera de estudios, Doris Andreä, con la que tuvo cuatro hijos, Suja (1953), Christel (1956), Markus (1957) y Majella (1961).

A la vuelta de su periplo francés inició su fructífera colaboración con el Estudio de Investigaciones Musicales de la Radio Oeste de Colonia. Asimismo, comenzó a divulgar sus teorías en los cursos de Darmstadt, una actividad que no cesó hasta mediados de los años setenta.

En 1954 presentó “Study I” y “Study II”, los primeros ejemplos de música electrónica pura construidos a partir de una síntesis aditiva consistente en crear sonidos combinando distintas ondas de forma indefinida, sonidos puros, sin armónicos.

La crítica especializada comenzó a fraguar la imagen de Stockhausen como el nuevo adalid de un estilo mixto, que desplazaría las figuras de Kurt Schwitters, Pierre Henry y otros grandes de la música concreta.

La transformación que había experimentado el estilo de Stockhausen pareció afectar también a su propia figura profesional, y desde los Cursos de Nueva Música, que impartió en Colonia a partir de mediados de 1960, reivindicaba un nuevo espacio para el compositor.

La imagen de “genio loco” que fue ganándose con el tiempo coincidió con un creciente número de encargos, estrenos, subvenciones, festivales y presentaciones.

Le llovieron las ofertas para ejercer de profesor de composición invitado, de las cuales aceptó, entre otras, las de Pensilvania (1965) y California (1966). Fue también notorio en esa época el estreno, en Tokio, de dos encargos realizados por la Radio Nacional de Japón (NHK): Telemusik y Solo.

En 1967 se casó con la pintora Mary Bauermeister, con la que tuvo otros dos hijos, Julika (1966) y Simon (1967). Ese mismo año comenzó su serie de estrenos de obras basadas en voz humana tratada electrónicamente y sobresaturada, como Stimmung.

En la década de 1970 Stockhausen desarrolló la llamada “técnica de la fórmula”, que reflejaba la idea de “galaxia” de la que el compositor tanto había hablado en sus divulgados textos: la organización interna de la fórmula se basa en la distinción entre núcleo y accesorios (las estrellas y los planetas alrededor).

Una década después Stockhausen estrenó “Donnerstag” (Licht) en la Scala de Milán (1981, cuatro horas de concierto), “El sueño de Lucifer” (Metz, 1981), “El canto de Katinka” (Donau, 1983), “La danza de Lucifer” (Ann Arbor, 1984), “Michael’s Journey” (Bremen, 1986) y “Xi” (Siena, 1987), así como la notable “Licht” (Die sieben Tage der Woche).

Como lo informaron en su momento fuentes locales, Karlheinz Stockhausen falleció el 5 de diciembre de 2007 a los 79 años de edad en la localidad de Kürten-Kettenberg, cerca de Colonia (oeste de Alemania).

En su momento la Fundación Stockhausen destacó que el artista cultivó ante todo la música de vanguardia y es considerado como uno de los compositores más importantes de la segunda mitad del siglo XX.

NTX/NMN

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